domingo, 25 de enero de 2009

Taller de recuperación de la vaquilla





Los mayores están trabajando en recuperar una tradición desaparecida actualmente en el pueblo, la citada tradición consiste en correr las vaquillas por las calles del pueblo, los trabajos van muy avanzados y seguro que estarán preparadas para el próximo día 21 de febrero, donde volverán a salir a las calles de Madarcos para alegría y regocijó de grandes y pequeños.

viernes, 23 de enero de 2009

Poesía de Felix que habla del Carnaval

¡HA LLEGADO EL CARNAVAL!

Voy a escribir unas líneas
no sé si os gustarán,
si no son de vuestro agrado
no las debeis escuchar.
Llegando el domingo gordo
ya debemos empezar:
por la mañana se iba a misa
¡nadie debía faltar!
Y saliendo de la iglesia
la fiesta empezaba ya,
que en bolsillo tenían
un mazarrón para untar
y nadie decía “ná”.
Cuando estaban más tranquilos
y sin nada que sospechar,
algunos erre que erre
empiezan a quisquillar.
Y una canción se decía:
nadie se debe enfadar,
que el carnaval ha llegado,
y si no quieres las bromas
en casa te meterás.
Y ya empezaban a untarse
ya las caras colorás
lo mismo chicos que chicas
a ver quién podía más.
Después pasamos al lunes
Con un poquito de paz,
Aunque siempre había alguno
Sin dejar de quisquillar.
Al fin alumbraba el martes,
El martes de carnaval:
Todos andaban pensando
La vaquilla en preparar,
Porque llegada la tarde
Se tenía que empezar.
La vaquilla unos preparan,
Las mozas la visten ya
Con los pañuelos de ramos
Y sábanas entrelazás.
Otros buscamos los trajes,
Los trajes de disfrazar
Los chavales también buscan
Cencerros y mayoral,
El que con la vara en ristre
La vaca dirigirá.
Ya salen con la vaquilla
A casa consistorial,
Que allí están reunidos
Vecinos y autoridad.
Allí les piden permiso
Por si se lo quieren dar,
Y con éste en el bolsillo
Salen a corretear.
Si alguna persona encuentran
Ya se puede prepara:
Si no les da la propina
La vaca les corneará.
Después de correr las calles
Van a la plaza a la sal,
Y allí sale el matador
Que el tiro al aire va a dar.
Ya se ha muerto la vaca,
La sangría sacan ya,
Que es la sangre de la vaca
Convertida en limoná.
A beber todo el que quiera
Que nadie debe faltar,
Porque llegando la noche
La ronda va a comenzar.
Los chavales los primeros,
Los mozos salen detrás,
Cantando d puerta en puerta
Cantares de carnaval.
Unos les daban chorizo,
Otros huevos y algo más,
Cada uno lo que puede
Que a nadie se ha de obligar.
Cuando termina la ronda
Empiezan a preparar
La merienda en la taberna
O en casa particular.
Unos preparan la cena,
Otros salen a bailar.
Guitarra, botella y hierros
Marcan el ritmo sin parar.
De pronto una voz avisa
La cena está prepará,
Todos rodean la mesa
O sentados o de pie
Si no te puedes sentar.
El miércoles de ceniza
Eso ya es otro cantar,
Allí no hay jotas ni bailes
Todos tristes y a llorar.
Que con los lloros y llantos
La sardina enterrarán,
Con unas varillas de esas,
De esas de cerner el pan,
Los más bajitos debajo
“pa” la cabeza asomar.
La cara llena de harina
Y sábana “pa” tapar,
Y se salía a la calle
Y uno cual cura a cantar.
Se cantaba el miserere
Y responsos por demás,
Y se entierra la sardina
Con un responso a cantar.
Un minuto de silencio
Y a casa a reflexionar,
Toditos muertos de sueño
Y deseando descansar.
Y aquí termina la historia,
La historia de un carnaval,
Si algún error he tenido
Me lo debeis perdonar.

viernes, 16 de enero de 2009

La olla y otros productos del marrano

El día de la olla, se preparaba en una olla de barro. Se decolgaban chorizos, lomos y se echaba también otros trozos de carne. Se picaban, se freían y a la olla. Se cubrían de aceite y duraban hasta un año. Se comían sobre todo para segar o los días que se cocía pan, aprovechando el horno.
Los chicharrones se hacían el último día de la matanza. Se metía en un caldero y se iba dando vueltas al fuego, con un poquito de agua. Con un cucharón de hierro, se echaban los chicharrones a un barreño y la manteca a una olla. Los chicharrones se comían fríos, o se hacían tortas dulces y saladas, aprovechando la cocida del pan. La cabeza del cochino se despiezaba. Las orejas se lavaban bien y se abrían con un corte longitudinal, para luego conservarla en sal. La lengua se lavaba en agua caliente para sacarle el pellejo, luego se metía en la gamella para adobarla. La papada y el morro se conservaban en sal o en adobo. Las patas se conservaban en sal, quitándoles las pezuñas cuando se chamuscaba al cerdo. Los huesos de la cabeza y de la quijada iban al cuajo y el rabo y el espinazo se conservaban en sal.

Felix nos habla de la siega y de la trilla

No se si será de vuestro agrado, pero yo lo veo así: Los primeros momentos de empezar nuestra agricultura son febrero y marzo, se levanta la tierra por primera vez, seguidamente se echa el estiércol, que son los mismos escrementos del ganado mezclados con paja. O con las mismas ovejas, con una rede que se va cambiando noche a noche. Despues se da la vuelta y se siembra la semilla que pertenece a cada época. Primero patatas, remolacha o judías, siempre en pequeñas cantidades porque las parcelas son muy pequeñas. Se hacía con una pareja de bueyes o vacas que estabán domás y tiraban con útiles de madera y hierro que son los que daban la vuelta a la tierra. A estos útiles les decíamos arados y yugos para que fuesen emparejadas.
Las legumbres se recogían en el otoño, todo lo recogían las personas a mano, pieza a pieza. Después se siembran los cereales, el trigo, centeno y cebada que pasaba el invierno. En la primavera salían las familias a entresacar las malas hierbas, para que crecieran los cereales mejor y se llamaba escardar.
La siega
Después llegaba la siega que empezaba al esclarecer el día. Se llegaba a la parcela con una hoz y con una zoqueta y a segar... al poco rato se desayunaba, con muy pooco tiempo se empezaba otra vez, luego el almuerzo, después la comida que era un cocido con garbanzos, tocino y carne de ovejas, de las que nosotros criabamos en casa y un poco de manteca rancia. Y todo esto a la calor, que te corría el sudor por el cuerpo. Si te pillaba un árbol cerca, entonces aquel día era extraordinario.
A penas cerrabas los ojos en la siesta, nuestros padres decían ¡vámos, arriba, que tenemos mucha tarea! Y con toda la calor a segar otra vez y cuando iba callendo la tarde nos poníamos a atarlo con unas cuantas pajas, llamadas vencejos, que se sacaban de la misma maná, que así se llamaba, y se hacían unos manojos muy grandes y eso se le llamaba haces. Después se colocaban en unos montones con unas posturas que cuando aparecían tormentas se mojaran lo menos posible. A esos montones se les llamaba tresnales.
Cuando se terminaba la siega se empezaba a cargar en las carretas y se llevaba a las eras. Eso se llamaba acarreo y se iba haciendo una encina que así llamábamos a la colocación en redondo terminada en pico para que no se calase con el agua. De ahí se iba sacando para preparar la parva, encima de una pradera que no tuviera humedad y fuese redonda porque después vendría la trilla.
La trilla
La trilla iba tirada por una pareja de burros o de vacas, que daban vueltas en redondo durante todo el día sobre la parva. había que darla vuelta de vez en cuando y cuando esa paja ya estaba molida y había soltado ya el grano, se hacía un montón que después había que separar el grano de la paja. Había que esperar a que viniese el aire y con una horca se tira a una altura, según lo fuerte que viniese el aire, con mucha vista que el grano se separase de la paja y cuando ya estuviese separada, había unas cribas y se terminaba de sacar la paja gorda y eso se le llamaba granzas.El grano de trigo se llevaba al molino, donde se hacía la harina. Ésta se echaba en unos ciazos, y al moverlo se tenía que separar la harina del salvado: la harina era para hacer el pan y el salvado era para los animales.
El pan lo cocíamos en los hornos de casa cada diez o doce días, y así alimentar a nuestras familias.
Y aquí acaba la historia de nuestra agricultura en los años cuarenta.

jueves, 8 de enero de 2009

Jamones y chorizos

Para preparar el jamón para curar se cubría de sal durante, aproximadamente un mes, echándole más sal a los 15 días y moviéndole un poco. Luego se metían en una pila con agua durante un día y se prensaban para poder colgarlos. Dos meses después de colgarlos se “pintaba” con vinagre y pimentón para que no se apolillara ni le entraran bichos. Se dejaba curar un mínimo de seis meses aunque podía estar hasta dos años.
El día que se despiezaba el cerdo, se picaba la carne con cuchillos y con tijeras de esquilar para hacer los chorizos. Después ya vinieron las máquinas. Se aderezaba la carne dentro de la gamella con ajos, pimentón y sal. Alguna familia le echaba también pimienta negra. El aderezo se echaba a ojo, aunque llevaba una proporción aproximada de 20g de sal y pimentón por kilogramo de carne. Se amasaba con los puños y se dejaba reposar una noche. Al día siguiente se empezaba a embutir, al principio a mano y luego ya con máquinas. “carne en calceta pal que la meta”.
Cuando se está embutiendo hay que pinchar las tripas para que se salga el aire. También se reprietan para que estén bien embutidos y se hacen atados. Luego se cuelgan durante, al menos tres semanas, aunque también se pueden comer frescos tras pasar por la sartén.